domingo, 23 de septiembre de 2018

La apuesta

Hicieron una apuesta para ver quien se quedaba con lo más importante de la otra persona. Ella escogió su piel. Se la arrancó y la cosió a la suya propia. Viajó el mundo entero mostrando su trofeo. Él vivió para siempre en una cueva, no pudo salir jamás al mundo, sin su piel. Vivió encerrado, como un adefesio deforme. Pasaron muchos años y ambos murieron. Se encontraron en la puerta del cielo. Él la miró con tristeza y atravesó la puerta. Ella lo miró llena de orgullo; no pudo traspasar la entrada. Alguien sin alma no puede ser admitido en el cielo. 





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