lunes, 26 de noviembre de 2018

El propósito (el engaño del espejo)

Todo comenzó después de leer aquel artículo en la Anual de Moda. Bastó el titular, para que sus ojos voletaran hacia adentro de su bóveda craneana, y desaparecieran en el abismo mental, ante la realidad que la fase expresaba.

 "El engaño del espejo", era una simple pero desquiciante frase, que la hizo cambiar totalmente su perspectiva mental y real de la vida, de su vida, o, tal vez, solo poner los pies en la tierra. El articulo trataba el tema del egocentrismo y el complejo de superioridad de aquellas personas que se creen más bellas que las otras, y hacen a estas, sufrir miles penurias, que van desde simples críticas subidas de tono, hasta verdaderas agresiones y humillaciones. Abordaba, desde una perspectiva personal del escritor, toda una serie de ejempos, incluyendo probados criterios psicológicos, como la recurrente teoría de que siempre nos vemos, con nuestros ojos, más hermosos de lo que realmente somos; es la autoestima positiva inconciente la que nos hace ver siempre más bellos físicamente.

Aquello era interesante, pero más que eso, era desconcertante. Aquel Anual de Moda del año 1990, tan viejo como los miles de siglos que habían pasado desde entonces, tenía palabras claves que estaba leyendo por primera vez.

¿Sería por esto que estaba tan bien guardado en la sección de Lo Antiguo Prohibido? ¿O quizás solo era por las figuras- que hacía tiempo nadie veía- que se mostraban en sus páginas?

En aquella profunda cueva, donde pocos habían logrado llegar, a los que solo unas docenas de personas en todo el planeta, habían logrado tener acceso, se encontró la interrogante más horadante que había tenido en su vida.

Entrar en la Cofradía de Secretos y Verdades de la Humanidad era uno de los mayores logros que podía obtener una persona en su corta vida, y él lo había logrado; un sueño, de pocos, hecho realidad.

¿Que significaban las palabras bellas, espejo, hermosos? ¿Qué significaban aquellas imágenes de mujeres y hombres con características semejantes entre ellos, pero diferente a las suyas propias?  Tenía que averiguarlo de la manera que fuese.

Y a partir de ahí comenzó su obsesión.

El fin que le había sido dado, de magnánima inteligencia, también se convirtió en su calvario (por así decirlo). El ser uno de los escogidos para aprender a leer, había sido el oscuro culpable de ello y su aventajado cerebro, el motor impulsor que no sería capaz de evitar todo el proceso que siguió a continuación.

Ese día, cuando salió de aquella cueva, su mundo cambió para siempre.

No pudo llevarse la revista, pero tampoco hacía falta; una de las ventajas de sus dotes psíquicos era su gran capacidad de memoria.

Así, mientras iba caminando por las grutas de la ciudad, su mente bloqueó, automáticamente, cada pensamiento que normal y cotidianamente podía absorber, de todas las personas que tenía a su alrededor (que era el medio de comunicación que ciertas personas como él, utilizaban a diario), y se concentró solo en aquel artículo, de manera que se le impregnara indeleblemente en cada una de sus neuronas.


A pesar de su atolondramiento, sabía qué debía hacer para entender todo aquel asunto y que había solo una persona capaz de explicarle.

Aunque todos le decían Oráculo, no era más que una persona común y corriente, al menos todo lo común y corriente para alguien de esa era. Estaba dentro del grupo selecto de los más avezados, pero era más viejo; quizás era esa la causa de tanta sabiduría y no nada extraño sobre añadido.

Era muy viejo, según contaban, pero se veía como un niño; de hecho, era el único niño existente, el único desde hacía miles y millones de años. Algunos decían que era algo mágico (esos que conservaban impregnada la semilla de la superstición antigua, a pesar de los miles de intentos de la otra parte no adepta, de desprenderse de estos rezagos del pasado), y otros, los que se consideraban más inteligemtes, proclamaba con seguridad que solo era una mutación genética, como muchas otras que se habían dado en el largo proceso de la re-evolución de las especies.

Ahí estaba él, con solo 70 cm de estatura, devorando miles de escenas mentales de todos los habitantes del mundo.

Se sentaba cada día en la colina más alta, donde se podía ver la parte virgen del mundo, con ese enorme lago que rodeaba la colosal ciudad de cavernas donde habitaba el único vestigio de civilización. Allí, según el mismo decía, era donde mejor podía aspirar todos esos pensamientos, ideas, conceptos, que emanaba de la mente de la gente. Esa era la manera en que mantenía viva aquella capacidad que lo había apodado con el nombre Oráculo.

Llegó agitado y confundido, y apenas lo vio, pudo volver a desbloquear los pensamientos externos, nuevamente. No era que pudiese oir los del Oráculo (ni siquiera personas como él podían llegar a una penetración metal tan elevada y profunda), pero al menos le daba una sensación de libertad, y de volver a ser él mismo.

-Sé bien a lo que has venido- le dijo sin mover los labios (no hacía falta, la comunicación telepática era la que siempre habían usado los de su clase)

-Estoy confundido y desesperado, traté de bloquear este nuevo conocimineto, de pensar que no es algo importante, al formar parte del pasado que no nos atañe ya, pero de alguna extraña manera, esas palabras escritas, me han consternado. No es que haya visto muchos escritos en mi vida, pero sabes que soy avezado en la materia de lectura escrita y no es la primera vez que leo un artículo. Tampoco es primera vez que veo palabras desconocidas, pero antes, siempre había logrado bloquearlas y olvidarlas, como siempre hacemos cuando no nos hace falta una información, es parte de nuestro proceso evolutivo. ¿Por qué entonces no puedo bloquear esta pequeña redacción que no veo que tenga una mayor importancia?

-Ahí es donde te equivocas. La evolución nos ha cambiado, perfeccionado, y hemos logrado ese ansiado bloqueo que por tantos años la humanidad soñó llegar a hacer, pero te olvidas de algo, debes recordarlo de tus enseñanzas avanzadas; solo podemos bloquear lo que no se relaciona personalmente con nuestra vida pasada o futura.

Sí lo recordaba, recordaba bien estos preceptos aprendidos, pero nunca había tenido la ocasión de llevarlos a la práctica, y eso lo hacía sentir extraño y atormentado, desorientado y casi obnubilado.

-Entonces ¿Cómo me puedo librar de esta idea obsesiva? ¿Cómo puedo seguir viviendo sin bloquearla, teniéndola tan persistentemente en la mente?ó

-Solo hay una forma, que, aunque peligrosa, es la única manera de liberarte; debes buscar el significado tras esas palabras que te atormentan, no solo el conceptual, sino el significado real para ti. Recuerda que todo sucede por un motivo, es algo de lo que no hemos podido librarnos a pesar de todo el avance que proclamamos.

- ¿Quieres decir que esto no fue al azar?

-Exactamente

-Pero ¿Cómo puede algo que parece tan banal, tener algún significado especial en mi línea de vida?

-No hay otra manera, debes buscar tú las respuestas. No tengo nada más que decir al respecto- dijo esto último ya algo exasperado y volvió a su lugar.

Entendió que debía irse, era era la manera en que el Oráculo cerraba siempre las conversaciones, era harto conocido por todos.

Entonces volvió a la cueva que guardaba aquellas maravillas antiguas y se adentró en la búsqueda de todo lo que le pudiera dar una respuesta.

No fue cuestión de un día, ni de leer solo unas cuantas páginas; tuvo que buscar y rebuscar en miles de libros, revistas, en formatos de papel y digitales.

Buscó, encontró, leyó e interpretó, los conceptos de belleza, espejo, reflejo y otros tantos relacionados, tomando como base aquel pequeño artículo. Comparó unos textos con otros, que, con mínimas diferencias gramaticales, conceptualizaban estas sencillas palabras.

Pero la sencillez solo estaba en el tamaño de ellas y en la escueta forma generalizada en que eran utilizadas y conceptualizadas, pues en esos pequeños espacios en que se usaban, daban a entender que tenían, o habían tenido, una enorme importancia en los inicios de la humanidad.

Encontró no solo explicaciones y conceptos, sino más imagenes, más imágenes de personas, como aquellas que había visto en aquel primer artículo; personas que ahora veía semejantes a las que existían en este momento, pero que hasta entonces no había notado que eran diferentes a él.

¿Cómo era posible no haber notado eso hasta ahora? ¿Será que se le estaban activando nuevos enlaces cerebrales, recuerdos bloqueados quizás? Todo era muy extraño, pero eso no era motivo para dejar la búsqueda, todo lo contrario, era la excusa perfecta para continuar por ese camino.

Y detrás de toda esa maravilla que trataba el tema de la bello, lo hermoso, bonito, anhelado, hecho poesía, prosa, música, trazos de colores al óleo y escenas magníficas de ocho milímetros, encontró algo que lo espantó.

Era algo totalmente opuesto, que, incluso a él, lo impregnada de temor (un sentimiento que jamás había sentido). Aquello que encontró, (de lo cual absorbió todos los conocimientos y opiniones plasmadas en todas las mismas formas representativas que abordaban la belleza), le hizo sentir pánico, escalofríos; un verdadero pavor.

Sin embargo, le era familiar, demasiado familiar, y eso era lo más terrorífico y desconcertante. Ahondó todo lo que pudo, en aquel nuevo y siniestro tema y lo que halló lo hizo sentir todos esos negativos sentimientos, magnificados, llenándole de una angustia tenebrosa.

Entonces encontró aquella imagen, que, como las otras del primer artículo, estaba perfectamente dibujada, con cada detalle plasmado en una tecnología fotográfica bastante novedosa para la época (quizás demasiado adelantada en aquellos años). Cerró de un golpe el libro y salió corriendo.

Corrió por toda la cueva, de un lado al otro, recorriendo pasadizos nuevos y otros repetidos varias veces. Fue una suerte que no hubiese nadie más ahí; pero tampoco le hubiese importado, estaba demasiado alterado como para reparar en ese detalle.

Volvió al mismo lugar donde estaba el libro, con la carátula tornada hacia él, lo tomó nuevamente en sus manos y volvió a ver, en la misma página que a pesar del tirón había permanecido abierta, la oscura imagen.





Luego de esas millones de hojas vistas, revisadas, leídas y releídas, encontró la imagen, tan simple como una cuadrícula de papel A4, que increíblemente se ajustaba cien porciento a él. Era el reflejo de su ser, fiel y perfectamente dibujado en aquel antíquisimo libro. No había visto nunca su figura, pero su perfección mental le decía que aquellos detalles eran cien porciento compatibles con su figura física.

Solo para confirmar lo que ya su cerebro sabía con certeza, se paró frente al gran espejo, tan gigante como la sala donde estaba. Se miró detenidamente, al tiempo que miraba el dibujo, que había puesto también frente a este gran y perfecto testigo. Comparó detenidamente las dos imágenes idénticas, que solo se diferenciaban por los insignificantes detalles de estar, una en carne y hueso, de tamaño natural, y otra en una pequeña hoja encuadernada.

A pesar de ello, se negaba a creer que fuese cierto; él no podía ser eso que estaba en aquel dibujo.

Estrelló el armatoste que formaba la cubierta del libro, fuertemente contra el espejo, detrozándolo en millones de astillados pedazos, que explotaron a su alrededor. Le imoresionó grandemente ver aquella fuerza física que salió de su interior, de la que no había tenido conocimiento hasta el momento.

Asustado, salió corriendo a una velocidad que también encontró fuera de lo normal.

No sabía bien a donde ir, pero siguió corriendo y corriendo, por muchos kilómetros, aún doliéndole a morir, sus delicadas piernas que, sorpresivamente, no flaquearon ante aquel ejercicio que veía demasiado exigente para su desacostumbrado cuerpo.

Solo había una cosa que podía probar que todo era una mentira, que él no era aquello que había visto. Era algo terrorífico que había leído.

Al llegar a su pequeñita cueva, de una manera automática que no llegaba a comprender, fue directo a la pared del fondo y encontró una prominencia en la roca, la empujó hacia adentro y vio un gran pasadizo que se abrió ante él.

No recordaba conocimiento previo de aquel lugar, pero la extrañeza de saber dónde estaba y de toda aquella situación en general, no era más potente que la incertidumbre de hallar la única cosa que negaría o apoyaría (más lastimosamente) la anterior evidencia que había visto reflejada ante aquel espejo y en los datos leidos.

Con el corazón acelerado, entró en el pequeño cuartico oscuro que tenía frente a él y se desplomó.

Sus rodillas dieron tan fuerte contra el áspero suelo, que se hirió gravemente, al mis no tiempo que quebró el suelo donde cayeron. Pero nunca tanto como su corazón, que hecho un giñapo, lo llevó a emitir el grito más espeluznante que jamás había oído.

Ahí estaba, ante él, la prueba irrefutable. Millones de cadáveres de niños, entre mezclados con el viciado olor putrefacto de la habitación, fue la evidencia de que, ciertemente, él si era eso, solo un monstruoso y asqueroso ghoul, el único que había sobrevivido tantas generaciones evolutivas, con el único macabro doloroso propósito, de mantener controlada la sobrepoblación mundial.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario