viernes, 30 de noviembre de 2018

El peso del universo

Los intentos de desprenderse de ellos, habían sido un total fiasco. Cuando aterrizó en el planeta rojo, descargó aquel peso que, aunque ligero, lo había sucumbido en una negrura que no solo cubría su alma, sino que se había convertido en un caparazón que ya era su propia piel. De su nariz salieron aquellos miedos, desenfrenados. A medida que respiraba de alivio, iba hacia el fondo del abismo; un agujero negro que sucumbió todo el planeta y los demás que orbitaban a su alrededor.

jueves, 29 de noviembre de 2018

Látigo de piel


Los azotes la excitaban tanto, que decidió arrancarse la piel y hacer un látigo con sus hilachas.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

La nana

Encontró a la persona perfecta, para cantarle la canción, mientras ella acariciaba a su bebé. El niño estaba dormido y muy tranquilo. ¡Quién hubiera dicho que La muerte sería tan buena nana!

martes, 27 de noviembre de 2018

Mi regalo más grande

Mi regalo más grande
Será darte una canción
Puede ser una balada
Una guaracha o un son
El ritmo no es importante
Pues al momento de oírla
Sabrás al primer segundo
Que solo la oyes tú
No es para cualquier persona
Es para aquellos constantes
Para quien cree en lo absurdo
Y lucha por lo imposible
Y a pesar de los tropiezos
Y de las dificultades
Siguen confiados su sueño
Diga lo que diga el mundo
Esa canción que te escribo
Solo tú podrás oírla
Pues está hecha de fe
Y pasos firmes, seguros
Para lograr lo que sabes
Que es parte de tu futuro
Tropiezos tendrás mil veces
Las notas se apagarán
Y quizás por un momento
Ni la letra entenderás
Mas sabrás tomar el rumbo
Organizar los acordes
Y aun sin saber de música
La llegarás a entender
Cuando sientas que has logrado
Poner el mundo a tus pies

Mis versos más fantásticos

Hoy me siento poeta
Y te voy a regalar
Mis versos mas fantásticos
Para que puedas soñar
Con un planeta mágico
Repleto de colores
Donde no existe el miedo
La maldad, ni el rencor
Donde cada persona
Florece en las mañanas
Y parece amanecer
Cuando se oculta el sol
Hoy te voy a escribir
No solo lo que pienso
Lo que siento y padezco
Lo que no te he contado
No solo lo que hago
Ni de cuando lo hago
Sino de cuanto lloro
Si te veo marchar
Para cuando te duermas
Me sueñes a tu lado
Y no exista más nadie
Que te pueda mirar
Por este sentimiento
Que despierta este día
Mis versos mas fantásticos
Te voy a regalar

lunes, 26 de noviembre de 2018

El propósito (el engaño del espejo)

Todo comenzó después de leer aquel artículo en la Anual de Moda. Bastó el titular, para que sus ojos voletaran hacia adentro de su bóveda craneana, y desaparecieran en el abismo mental, ante la realidad que la fase expresaba.

 "El engaño del espejo", era una simple pero desquiciante frase, que la hizo cambiar totalmente su perspectiva mental y real de la vida, de su vida, o, tal vez, solo poner los pies en la tierra. El articulo trataba el tema del egocentrismo y el complejo de superioridad de aquellas personas que se creen más bellas que las otras, y hacen a estas, sufrir miles penurias, que van desde simples críticas subidas de tono, hasta verdaderas agresiones y humillaciones. Abordaba, desde una perspectiva personal del escritor, toda una serie de ejempos, incluyendo probados criterios psicológicos, como la recurrente teoría de que siempre nos vemos, con nuestros ojos, más hermosos de lo que realmente somos; es la autoestima positiva inconciente la que nos hace ver siempre más bellos físicamente.

Aquello era interesante, pero más que eso, era desconcertante. Aquel Anual de Moda del año 1990, tan viejo como los miles de siglos que habían pasado desde entonces, tenía palabras claves que estaba leyendo por primera vez.

¿Sería por esto que estaba tan bien guardado en la sección de Lo Antiguo Prohibido? ¿O quizás solo era por las figuras- que hacía tiempo nadie veía- que se mostraban en sus páginas?

En aquella profunda cueva, donde pocos habían logrado llegar, a los que solo unas docenas de personas en todo el planeta, habían logrado tener acceso, se encontró la interrogante más horadante que había tenido en su vida.

Entrar en la Cofradía de Secretos y Verdades de la Humanidad era uno de los mayores logros que podía obtener una persona en su corta vida, y él lo había logrado; un sueño, de pocos, hecho realidad.

¿Que significaban las palabras bellas, espejo, hermosos? ¿Qué significaban aquellas imágenes de mujeres y hombres con características semejantes entre ellos, pero diferente a las suyas propias?  Tenía que averiguarlo de la manera que fuese.

Y a partir de ahí comenzó su obsesión.

El fin que le había sido dado, de magnánima inteligencia, también se convirtió en su calvario (por así decirlo). El ser uno de los escogidos para aprender a leer, había sido el oscuro culpable de ello y su aventajado cerebro, el motor impulsor que no sería capaz de evitar todo el proceso que siguió a continuación.

Ese día, cuando salió de aquella cueva, su mundo cambió para siempre.

No pudo llevarse la revista, pero tampoco hacía falta; una de las ventajas de sus dotes psíquicos era su gran capacidad de memoria.

Así, mientras iba caminando por las grutas de la ciudad, su mente bloqueó, automáticamente, cada pensamiento que normal y cotidianamente podía absorber, de todas las personas que tenía a su alrededor (que era el medio de comunicación que ciertas personas como él, utilizaban a diario), y se concentró solo en aquel artículo, de manera que se le impregnara indeleblemente en cada una de sus neuronas.


A pesar de su atolondramiento, sabía qué debía hacer para entender todo aquel asunto y que había solo una persona capaz de explicarle.

Aunque todos le decían Oráculo, no era más que una persona común y corriente, al menos todo lo común y corriente para alguien de esa era. Estaba dentro del grupo selecto de los más avezados, pero era más viejo; quizás era esa la causa de tanta sabiduría y no nada extraño sobre añadido.

Era muy viejo, según contaban, pero se veía como un niño; de hecho, era el único niño existente, el único desde hacía miles y millones de años. Algunos decían que era algo mágico (esos que conservaban impregnada la semilla de la superstición antigua, a pesar de los miles de intentos de la otra parte no adepta, de desprenderse de estos rezagos del pasado), y otros, los que se consideraban más inteligemtes, proclamaba con seguridad que solo era una mutación genética, como muchas otras que se habían dado en el largo proceso de la re-evolución de las especies.

Ahí estaba él, con solo 70 cm de estatura, devorando miles de escenas mentales de todos los habitantes del mundo.

Se sentaba cada día en la colina más alta, donde se podía ver la parte virgen del mundo, con ese enorme lago que rodeaba la colosal ciudad de cavernas donde habitaba el único vestigio de civilización. Allí, según el mismo decía, era donde mejor podía aspirar todos esos pensamientos, ideas, conceptos, que emanaba de la mente de la gente. Esa era la manera en que mantenía viva aquella capacidad que lo había apodado con el nombre Oráculo.

Llegó agitado y confundido, y apenas lo vio, pudo volver a desbloquear los pensamientos externos, nuevamente. No era que pudiese oir los del Oráculo (ni siquiera personas como él podían llegar a una penetración metal tan elevada y profunda), pero al menos le daba una sensación de libertad, y de volver a ser él mismo.

-Sé bien a lo que has venido- le dijo sin mover los labios (no hacía falta, la comunicación telepática era la que siempre habían usado los de su clase)

-Estoy confundido y desesperado, traté de bloquear este nuevo conocimineto, de pensar que no es algo importante, al formar parte del pasado que no nos atañe ya, pero de alguna extraña manera, esas palabras escritas, me han consternado. No es que haya visto muchos escritos en mi vida, pero sabes que soy avezado en la materia de lectura escrita y no es la primera vez que leo un artículo. Tampoco es primera vez que veo palabras desconocidas, pero antes, siempre había logrado bloquearlas y olvidarlas, como siempre hacemos cuando no nos hace falta una información, es parte de nuestro proceso evolutivo. ¿Por qué entonces no puedo bloquear esta pequeña redacción que no veo que tenga una mayor importancia?

-Ahí es donde te equivocas. La evolución nos ha cambiado, perfeccionado, y hemos logrado ese ansiado bloqueo que por tantos años la humanidad soñó llegar a hacer, pero te olvidas de algo, debes recordarlo de tus enseñanzas avanzadas; solo podemos bloquear lo que no se relaciona personalmente con nuestra vida pasada o futura.

Sí lo recordaba, recordaba bien estos preceptos aprendidos, pero nunca había tenido la ocasión de llevarlos a la práctica, y eso lo hacía sentir extraño y atormentado, desorientado y casi obnubilado.

-Entonces ¿Cómo me puedo librar de esta idea obsesiva? ¿Cómo puedo seguir viviendo sin bloquearla, teniéndola tan persistentemente en la mente?ó

-Solo hay una forma, que, aunque peligrosa, es la única manera de liberarte; debes buscar el significado tras esas palabras que te atormentan, no solo el conceptual, sino el significado real para ti. Recuerda que todo sucede por un motivo, es algo de lo que no hemos podido librarnos a pesar de todo el avance que proclamamos.

- ¿Quieres decir que esto no fue al azar?

-Exactamente

-Pero ¿Cómo puede algo que parece tan banal, tener algún significado especial en mi línea de vida?

-No hay otra manera, debes buscar tú las respuestas. No tengo nada más que decir al respecto- dijo esto último ya algo exasperado y volvió a su lugar.

Entendió que debía irse, era era la manera en que el Oráculo cerraba siempre las conversaciones, era harto conocido por todos.

Entonces volvió a la cueva que guardaba aquellas maravillas antiguas y se adentró en la búsqueda de todo lo que le pudiera dar una respuesta.

No fue cuestión de un día, ni de leer solo unas cuantas páginas; tuvo que buscar y rebuscar en miles de libros, revistas, en formatos de papel y digitales.

Buscó, encontró, leyó e interpretó, los conceptos de belleza, espejo, reflejo y otros tantos relacionados, tomando como base aquel pequeño artículo. Comparó unos textos con otros, que, con mínimas diferencias gramaticales, conceptualizaban estas sencillas palabras.

Pero la sencillez solo estaba en el tamaño de ellas y en la escueta forma generalizada en que eran utilizadas y conceptualizadas, pues en esos pequeños espacios en que se usaban, daban a entender que tenían, o habían tenido, una enorme importancia en los inicios de la humanidad.

Encontró no solo explicaciones y conceptos, sino más imagenes, más imágenes de personas, como aquellas que había visto en aquel primer artículo; personas que ahora veía semejantes a las que existían en este momento, pero que hasta entonces no había notado que eran diferentes a él.

¿Cómo era posible no haber notado eso hasta ahora? ¿Será que se le estaban activando nuevos enlaces cerebrales, recuerdos bloqueados quizás? Todo era muy extraño, pero eso no era motivo para dejar la búsqueda, todo lo contrario, era la excusa perfecta para continuar por ese camino.

Y detrás de toda esa maravilla que trataba el tema de la bello, lo hermoso, bonito, anhelado, hecho poesía, prosa, música, trazos de colores al óleo y escenas magníficas de ocho milímetros, encontró algo que lo espantó.

Era algo totalmente opuesto, que, incluso a él, lo impregnada de temor (un sentimiento que jamás había sentido). Aquello que encontró, (de lo cual absorbió todos los conocimientos y opiniones plasmadas en todas las mismas formas representativas que abordaban la belleza), le hizo sentir pánico, escalofríos; un verdadero pavor.

Sin embargo, le era familiar, demasiado familiar, y eso era lo más terrorífico y desconcertante. Ahondó todo lo que pudo, en aquel nuevo y siniestro tema y lo que halló lo hizo sentir todos esos negativos sentimientos, magnificados, llenándole de una angustia tenebrosa.

Entonces encontró aquella imagen, que, como las otras del primer artículo, estaba perfectamente dibujada, con cada detalle plasmado en una tecnología fotográfica bastante novedosa para la época (quizás demasiado adelantada en aquellos años). Cerró de un golpe el libro y salió corriendo.

Corrió por toda la cueva, de un lado al otro, recorriendo pasadizos nuevos y otros repetidos varias veces. Fue una suerte que no hubiese nadie más ahí; pero tampoco le hubiese importado, estaba demasiado alterado como para reparar en ese detalle.

Volvió al mismo lugar donde estaba el libro, con la carátula tornada hacia él, lo tomó nuevamente en sus manos y volvió a ver, en la misma página que a pesar del tirón había permanecido abierta, la oscura imagen.





Luego de esas millones de hojas vistas, revisadas, leídas y releídas, encontró la imagen, tan simple como una cuadrícula de papel A4, que increíblemente se ajustaba cien porciento a él. Era el reflejo de su ser, fiel y perfectamente dibujado en aquel antíquisimo libro. No había visto nunca su figura, pero su perfección mental le decía que aquellos detalles eran cien porciento compatibles con su figura física.

Solo para confirmar lo que ya su cerebro sabía con certeza, se paró frente al gran espejo, tan gigante como la sala donde estaba. Se miró detenidamente, al tiempo que miraba el dibujo, que había puesto también frente a este gran y perfecto testigo. Comparó detenidamente las dos imágenes idénticas, que solo se diferenciaban por los insignificantes detalles de estar, una en carne y hueso, de tamaño natural, y otra en una pequeña hoja encuadernada.

A pesar de ello, se negaba a creer que fuese cierto; él no podía ser eso que estaba en aquel dibujo.

Estrelló el armatoste que formaba la cubierta del libro, fuertemente contra el espejo, detrozándolo en millones de astillados pedazos, que explotaron a su alrededor. Le imoresionó grandemente ver aquella fuerza física que salió de su interior, de la que no había tenido conocimiento hasta el momento.

Asustado, salió corriendo a una velocidad que también encontró fuera de lo normal.

No sabía bien a donde ir, pero siguió corriendo y corriendo, por muchos kilómetros, aún doliéndole a morir, sus delicadas piernas que, sorpresivamente, no flaquearon ante aquel ejercicio que veía demasiado exigente para su desacostumbrado cuerpo.

Solo había una cosa que podía probar que todo era una mentira, que él no era aquello que había visto. Era algo terrorífico que había leído.

Al llegar a su pequeñita cueva, de una manera automática que no llegaba a comprender, fue directo a la pared del fondo y encontró una prominencia en la roca, la empujó hacia adentro y vio un gran pasadizo que se abrió ante él.

No recordaba conocimiento previo de aquel lugar, pero la extrañeza de saber dónde estaba y de toda aquella situación en general, no era más potente que la incertidumbre de hallar la única cosa que negaría o apoyaría (más lastimosamente) la anterior evidencia que había visto reflejada ante aquel espejo y en los datos leidos.

Con el corazón acelerado, entró en el pequeño cuartico oscuro que tenía frente a él y se desplomó.

Sus rodillas dieron tan fuerte contra el áspero suelo, que se hirió gravemente, al mis no tiempo que quebró el suelo donde cayeron. Pero nunca tanto como su corazón, que hecho un giñapo, lo llevó a emitir el grito más espeluznante que jamás había oído.

Ahí estaba, ante él, la prueba irrefutable. Millones de cadáveres de niños, entre mezclados con el viciado olor putrefacto de la habitación, fue la evidencia de que, ciertemente, él si era eso, solo un monstruoso y asqueroso ghoul, el único que había sobrevivido tantas generaciones evolutivas, con el único macabro doloroso propósito, de mantener controlada la sobrepoblación mundial.


domingo, 25 de noviembre de 2018

Le cerveza


Destapó la cerveza y puso la misma canción. Esta vez no lloró por ella; los muertos no pueden llorar

El poder de la palabra

El universo ya no se comunicaba por palabras, (no se comunicaba en absoluto). Todos los planetas libraban una guerra eterna por obtener energía de todo lo que transpirara partículas. Andaban automáticamente, conducidos por una idea fija: la energía de la materia. Justo ahí, en aquel diminuto planeta, nació el único ser con capacidad para aprender un lenguaje. Cuando pronunció la primera palabra, volvieron las almas a aquellos cuerpos que iban flotando, sin vida. Fue entonces cuando ocurrió el fenómeno del Big Bang.

sábado, 24 de noviembre de 2018

El Homo erectus


El Homo erectus nunca supo que el automóvil sería su competencia, así que inventó la rueda y trató de evolucionar.

viernes, 23 de noviembre de 2018

El primer libro


Se escondió de los tiros y las balas, en el lugar más recóndito de la tierra, ahí donde aún crecían las flores. Llevaba algo guardado, desde hacía mucho tiempo. Lo sacó y comenzó a hojearlo. El primer libro de la tierra pudo leerse por primera vez.

jueves, 22 de noviembre de 2018

El LSD

El LSD había hecho efecto. El Olimpo estaba de fiesta y al fin los hombres eran libres.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Tu ser me pertenece

Todo lo que hago contigo
Y lo que sueño y recuerdo
Lo que no deja memorias
De lo que a veces me pierdo
Lo que noté sin saber
Lo que supe sin querer
Cada detalle presente
En un latido quemante
Lo que reíste y lloraste
Lo que dijiste en silencio
Las mariposas posadas
En tus jardines desiertos
La bofetada calmada
Que despierta mis abismos
Los gemidos rebuscados
Y lo que aún te daré
Lo que ya no puedes darme
Mitad de un todo perfecto
Cada parte de tu vida
Ese temor delirante
Tu ser
Que estando allá lejos
Me pertenece completo

martes, 20 de noviembre de 2018

De la palma de tus manos

En la palma de mi mano
Quedas tú, como plasmado
Por ideas figurantes
Caes al fondo de mi abismo
Zona sur que desconozco
Si no llegas a inventar
Cada vez con más cuidado
Con un toque de tus labios
Ese trance malogrado
Y de hace siglos privado
De la duda incomparable
De sentir o de explotar
Sólo al verte suspirar
Acercándote a mi vientre
Con aliento sugerente
Y latidos sin final
Salgo yo ya casi herida
Por ideas mal roídas
Que embellecen mi cabeza
Y que logran nivelar
Transparencia y negro puro
Risa a borbotones, pena
Canibalismo vegano
Vida que surge en destellos
De la palma de tus manos

lunes, 19 de noviembre de 2018

Perdona

Perdona mi impaciencia
Y mis ratos olvidados
Perdona igual el pasado
Que busqué en tu presente
Perdona el estar ausente
Cuando mi lágrima vibra
Y perdóname a mí misma
Por casi nunca llegar
Perdóname todo el mal
Que causé tras un descuido
Ese negro inmerecido
Y mis días de disfraces
Si es que te falta algo más
Perdona todo mi ser
Ese que llega a querer
Aun estando consumida
El que te quita la vida
Y te da su alma entera
El que a solas desespera
Por un beso apasionado
El que ha quedado en tus manos
Eternamente perdida
Sin lugares de salidas
En tu cuerpo lastimado

domingo, 18 de noviembre de 2018

sábado, 17 de noviembre de 2018

viernes, 16 de noviembre de 2018

La crítica

Visto y comprobado, no sirve como comida. Tendré que hacer la crítica a primera hora, los celos no son sabrosos, saben a pura porquería.



jueves, 15 de noviembre de 2018

Sin escapatoria

La bola de cristal se encendió. La escena se vio claramente. Aquella causa perdida, no tenía escapatoria esta vez.

Mis abismos

Un retrato, tu pelo, tus tratos
La sonrisa partida a momentos
Los ensueños que han vuelto momentos
Mi alocada cabeza ya blanca
Disparates floridos soñados
En alcobas con sueños mojados
El destino cambiado que diste
En un día casi insospechado
Cada cosa que quise decir
Los recuerdos más impenetrables
La cordura guardada en gavetas
Y el silencio más intercambiable
Lo callado revuelto en la alcoba
La lágrima que está de moda
Lo que sospechaste, lo que hiciste
De eso y nada está llena mi vida
La que un día sin planificar
Llegaste sin remedio a liberar
La que formaste con la única que tienes
La que me has dado sin siquiera imaginar
Que respiraba hacía tiempo de tu cuerpo
La que robaste al tiempo en aquel encuentro
La que hoy emana de mis poros cual la sangre
Que te comparto con el único futuro
Que emerge de mis abismos palpitantes

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Tu ser me pertenece

Todo lo que hago contigo
Y lo que sueño y recuerdo
Lo que no deja memorias
De lo que a veces me pierdo
Lo que noté sin saber
Lo que supe sin querer
Cada detalle presente
En un latido quemante
Lo que reíste y lloraste
Lo que dijiste en silencio
Las mariposas posadas
En tus jardines desiertos
La bofetada calmada
Que despierta mis abismos
Los gemidos rebuscados
Y lo que aún te daré
Lo que ya no puedes darme
Mitad de un todo perfecto
Cada parte de tu vida
Ese temor delirante
Tu ser
Que estando allá lejos
Me pertenece completo

martes, 13 de noviembre de 2018

De la palma de tus manos

En la palma de mi mano
Quedas tú, como plasmado
Por ideas figurantes
Caes al fondo de mi abismo
Zona sur que desconozco
Si no llegas a inventar
Cada vez con más cuidado
Con un toque de tus labios
Ese trance malogrado
Y de hace siglos privado
De la duda incomparable
De sentir o de explotar
Sólo al verte suspirar
Acercándote a mi vientre
Con aliento sugerente
Y latidos sin final
Salgo yo ya casi herida
Por ideas mal roídas
Que embellecen mi cabeza
Y que logran nivelar
Transparencia y negro puro
Risa a borbotones, pena
Canibalismo vegano
Vida que surge en destellos
De la palma de tus manos

lunes, 12 de noviembre de 2018

Perdona

Perdona mi impaciencia
Y mis ratos olvidados
Perdona igual el pasado
Que busqué en tu presente
Perdona el estar ausente
Cuando mi lágrima vibra
Y perdóname a mí misma
Por casi nunca llegar
Perdóname todo el mal
Que causé tras un descuido
Ese negro inmerecido
Y mis días de disfraces
Si es que te falta algo más
Perdona todo mi ser
Ese que llega a querer
Aun estando consumida
El que te quita la vida
Y te da su alma entera
El que a solas desespera
Por un beso apasionado
El que ha quedado en tus manos
Eternamente perdida
Sin lugares de salidas
En tu cuerpo lastimado

domingo, 11 de noviembre de 2018

La jeringa (siete vidas)

Se le ocurrió mientras fregaba los platos.

Era un día de esos, (en verdad una noche), en el que había transcurrido todo, como de costumbre, incluso la hora en la que él llegaría.

Ya  hacía varios meses que la vorágine de su vida, no cambiaba mas que con los sutiles cambios climáticos de esta apestosa nueva ciudad donde habían venido a parar.

De alguna manera, hacía ese incierto espacio de tiempo que él no era el mismo. Parecía que de la noche a la mañana, había despertado como una persona totalmente diferente a aquella de la que se había enamorado 26 años atrás.

Aquel día, en el que llegó expasperado, diciendo que debían salir cuanto antes de la ciudad, fue el inicio de todas las locuras que siguieron hasta la fecha.

La hizo recoger sus pertenencias personales y, sin muchas explicaciones, le dijo que dejara todo lo demás, el resto de las cosas de la casa, para el camión de mudanza que ya estaba negociado que viniera al otro día.

A pesar de que le pareció en extremo extraña esta situación, le siguió los pasos como cualquier persona enamorada haría. Claro que le preguntó, llorando de nerviosismo, los porqués de aquel revuelo, de esa decisión tan absurda y repentina. Pero bastó sentir sus manos amorosas, aunque nerviosas y frías como el hielo, sobre sus mejillas, y un beso tiritante, mas aún ardiente de amor, para calmarla y continuar confiada, detrás de él,  ciegamente, todos sus pasos.

Tampoco le había dado razones para desconfiar de una razón lógica y verdadera, detrás de todos aquello, pues en más de dos décadas de matrimonio, había sido el esposo perfecto, en los sentidos más importantes, esos que cuentan para mantener una relación a flote, por tanto tiempo.

Así que salió en a todo trote, sin mirar a atrás, hacia el lugar que él ya sabía, sería su próxima morada.

El lugar era como cualquier otro, algo más alejado del centro, que la anterior vivienda, pero nada fuera de la normal urbanización desarrollada a la que estaban habituados.

A l principio ambos estaban tensos y nerviosos; él decidió no dar explicaciones y ella se convenció de que no las necesitaba. Así transcurrieron unos días y, al cabo de dos semanas, cuando ya estaban asentados por completo al ritmo del lugar, todo pareció volver a la normalidad.

Poco a poco se fue olvidando de aquel arrebato y se fue adaptando a su nueva vida, que era, incluso, mucho más cómoda que la de antes. Trabajo nuevo, casa nueva, gente nueva, en fin, vida nueva, fue todo lo que necesitó para tener, igualmente, mente nueva.

Él volvió a ser la perfecta pareja amorosa y ella, el perfecto complemento de la perfecta relación.

Pero poco duró la felicidad. Poco a poco, y muy sutilmente, él se empezó a transformar. Se volvió escueto y apagado, menos pasional, y a veces mal humorado.

Llegaba, todos los días, casi tres horas después de su hora normal, y el tiempo que pasaba con ella, era el reflejo de un fantasma que vagaba en la misma casa, pues las pocas palabras que se intercambiaban, eran solo las necesarias.

A eso se le sumó una serie de vestigios de engaño; algunos clásicos y evidencia florida, de una aventura amorosa.

Entonces le vino la lógica a su mente, de toda aquella irracional huída. Todo había sido por una única causa: venir detrás de aquella otra persona que formaba parte de un trío amoroso, en el que ella era la tercera pata, ahora ya coja, de la mesa.

Así que allí estaba, ese tiempo después, con todo el odio de su corazón lastimado hasta lo más profundo, planeando como acabar con aquella lastimera e inaguantable situación. Solo había una solución definitiva y factible: sacarlo de su vida. La  vileza que se había adueñado de su alma, presa de aquel dolor inexorable, le había puesto en su mente, la meta a seguir para lograrlo: matarlo. Y ese se había convertido en su objetivo.

Había pensado en múltiples y diversas formas, desde las más estúpidas, hasta las más científicamente elaboradas.

Primero pensó en el tan famoso ácido arsénico; debía ser bueno si tanto renombre había cobrado. Pero lo descartó fácilmente, ya que era tan potente y efectivo, como fácil de descubrir; una autopsia rutinaria sería suficiente.

Ojalá estuviese viviendo hace unos 60 años, cuando aún se podía escoger como desechar el cadáver de tus familiares. Hubiese escogido, por supuesto, cremarlo (esta era la forma más perfecta para desaparecer cualquier pista posible de muerte provocada). Pero en esta época había demasiado control y era requisito obligatorio la autopsia a todos los fallecidos, antes de ser, obligatoriamente también, depositados en el foso común de la ciudad.

Entonces investigó sobre otros posibles tóxicos indetectables, venenosos y mortales, por vía digestiva, pero, increíblemente, a pesar de tanto desarrollo, no se había inventado nada con esas características.

Entonces continuó indagando sobre todas las demás posibilidades: un tiro (demasiado evidente), ahorcamiento (igual de tonto), arrollarlo con un auto (cualquier cámara de entre los millones que había en cada ciudad, la  hubiese delatado), electrocución (el mismo problema).

Era un círculo sin salida, que estuvo recorriendo por varios meses, mientras veía la actitud de él hacia ella, que incluso, en ocasiones, daba la incrédula e ilógica impresión de miedo. Pero no podía ser mayor quesu odio hacia él. Quizás eran solo pensamientos infundados por su imaginación, pues no había causa para que él le temiera (al menos, no todavía), pero el hecho es que las diferentes actitudes para con ella, eran, ya no diferentes, sino incluso disímiles y, en aumento extrañas.

En ocasiones culpó al lugar, pues aunque pensaba que era un plan perfectamente premeditado desde el momento de la huída, indiscutiblemente, se había manifestado todo este cambio, con el mismo cambio de lugar.

Pero luego entendió que seguramente era el hecho de que aquella otra persona estaba allí, y había sacado a flote toda su destreza para llevarlo a su lado en cuerpo y alma, al punto de alejarlo del de ella.

Pero, definitivamente la convivencia y los sentimientos mutuos estaba quebrada sin remedio, al menos para ella, que ya no toleraba ni verlo a la cara, a pesar de los trabajosos actos que desarrollaba, cada día y a todo momento, para disimular estos sentimientos.

Un día leyó un artículo novedoso sobre una potente droga que habían desarrollado, con el fin de facilitar la eutanasia. Era un químico parenteral que hacía efecto inmediato, libre de cualquier vestigio posible.

Claro que esto era secreto; tuvo que adentrarse en la ultra deep web para encontrar este escrito, pero el hecho es que existía, existía algo que la sacaría de su agónico remordimiento, que ya hacía casi imposible su vida.

Siguió las oscuras pistas cibernéticas y dio con la dirección exacta. Tan lúgubre como el producto que vendían, era el lugar del encuentro,  que al fin le daría la solución definitiva a su problema.

Mientras iba camino a la casa, con la jeringa esterilizada, perfectamente guardada en un pequeño paquete que simulaba un simple estuche de bolígrafo (ex profesamente hecho con el objetivo de poder esquivar la atención de las autoridades), imaginaba ya la escena que daría al traste con la situación.

Era magnífico ver cada detalle, con premeditación, y el final, sobre todo el final, el tan deseado por tanto tiempo, donde él yacía, ya sin vida, liberándola de toda esta angustia. Pero lo mejor era pre sentir la sensación de venganza, que lamentable, pero irremediablemente, siempre es el sentimiento más enardecente en estos casos.

Cuando él llegó, ella estaba terminando de poner la mesa. Increíblemente aún lo seguía haciendo, a pesar su traición; al principio, por la esperanza de que él retomara su amor hacia ella y se olvidara de esa otra persona, luego, para disipar cualquier sospecha que le pudiera llegar a él, de que esa traición ya no era secreta, mientras ella planeaba cada detalle de su muerte.

La cena transcurrió callada (nada fuera de lo normal desde hacía un tiempo). Él se acostó más temprano de lo normal, y ella, como cinco minutos después.

Esperó, acostada a su lado, a que la respiración se volviera pausada y tranquila, señal de que había entrado en un sueño profundo. Se acercó, tratando de provocar el menor movimiento posible en la cama y aproximó el bisel afilado a su cuello. Increíblemente, la aguja pareció ser algo diferente esta vez, y a pesar de que la veía en su mano, se sentía en otro lado de su cuerpo, de hecho, proviniendo de algún lado de su cuerpo.

Creyó que estaba loca, o al menos al borde del desquicio, quizás disociada y desorientada por la situación. Pero seguiría con el plan. No importaba lo que su mente agitada y confundida creyera, el plan debía seguir, debía salir a la perfección. Debía librarse de aquel vil mentiroso que, después de tantos años, reveló su verdadera personalidad, haciéndola presa de un odio irreparable.

Todo estaba a punto de finalizar, solo faltaban unos milímetros para llegar al blanco. Ya casi, ya...





Tocó el timbre, que resonaba hasta afuera, inundando incluso todo el jardín frontal, que, más que jardín, parecía una hiedra que formaba paredes y formas vegetales múltiples.

Abrió la puerta el mismo señor rechoncho con el que había tenido contacto durante aquellos meses.

-¿Todo listo?

- Todo listo- le dijo mientras abría la bolsa, dejando ver, aun a través de aquella sepulcral oscuridad, la cabeza de su esposa.

-Fue todo tal cual me dijiste. Ella me estaba esperando para matarme. La detuve justo cuando me apuntó el cuello, con esa filosa y asquerosa arma. ¿El trato sigue en pie?

-Sigue en pie; solo te faltan seis vidas y ella regresará a ti. Siete demonios aún hay que matar, para que tengas de vuelta a tu verdadera esposa.

Abrió el sacó y le arrancó el largo y filoso proceso dental, idéntico a una jeringa, que salía de la boca de aquella cabeza violeta.

-Puedes guardar este órgano, como trofeo y recordatorio del monstruo que vive en su interior. Nos vemos pronto. Debes proceder de la misma manera

Cerró la puerta y desapareció, tal como había aparecido, aquel gordo y grasiento señor, y aquella casa, con su jardín espeluznante, y todas las criaturas que en él habitaban.
















sábado, 10 de noviembre de 2018

La comida

La comida le supo a gloria. ¿Quién hubiera sabido que los pensamientos fueran tan sabrosos?

viernes, 9 de noviembre de 2018

Terapia de pareja (mejor un Día de los Muertos)

En la terapia de pareja les habían sugerido un cambio en su rutina, así que decidieron arriesgarse por la propuesta más inusual que vieron, entre todas las opciones disponibles: Día de los Muertos. Entonces no había otro destino posible, México era el único punto geográfico a donde debían dirigirse.

Ella, siempre creyó que iría a México, específicamente a Acapulco, a disfrutar de las playas que tanto veía en esas novelas rosa que pasaban por la tele. Él, creyó que la primera vez que fuera a México, iría al mejor bar, pediría un plato de la tan exquisita ensalada de jalapeños y pimientos rojos que una vez vio en aquel comercial, y le pondría coraje, para tragar hasta le última pizca de salsa con el mejor tequila de la zona. Pero no, hicieron un "tín marín..." y ese destino jocoso decidió que fuera, nada más y nada menos, que a la celebración más macabra popularmente conocida, de aquel suculento y exótico país.

Llegaron a la capital, al corazón de México, a eso de las 9 de la mañana. La ciudad estaba bella, resplandeciente. No entendían bien como una celebración tan terrorífica, podía dar un toque tan fulgoroso al ambiente, pero de alguna manera, le daba vida hasta a los objetos inanimados más desapercibidos. Era como si cada detalle se exaltara y magnificara, de una manera perfecta y mágica.

Con el primer trago de recibimiento, comenzaron la psicodélica aventura que, entre escenas de disfraces, voceos de vendedores ambulantes y el fondo musical del típico Mariachi, les hizo pasar las 24 horas del día, a la velocidad perceptible de solo unas milésimas de segundos. Fue extenuante, pero extenuantemente divino.

Despertaron al otro dia, a eso del medio día, con un dolor de cabeza que taladraba hasta el más mínimo pensamiento que intentaba salir de sus mentes. Nunca habían dormido tanto; definitivamente, la resaca del Día de los Muertos era la peor del mundo.

Cuando salieron, vieron que la ciudad estaba igual de bella que la noche anterior, pero hecha un verdadero desierto humano. Más que eso, los vehículos y los objetos estaban ahi, intactos, de una manera casi montada ex profesamente. Los animales parecían vivos, pero no lo estaban, semejaban piezas de un museo de cera. Pero no había vestigio humano, ninguna persona en todo el perímetro visualmente alcanzable. Los productos orgánicos (comida, bebida, etc), tampoco escapaban a la escena. Eran una estructura extraña artificial que, aunque semejaba original y viva, se sentía pegajosa, y ciertamente anti comestible (claro que esta teoría fue probada por un intento digestivo)

Caminaron unos dos kilómetros, intentando comunicarse por todas las vías: celulares (no había red disponible), gritos, alaridos casi salvajes, ruidos desesperados llenos de espanto y angustia (nadie aparecía, nadie ni nada los oía). Y nadie ni nada podría oirlos jamás, tardaron casi una hora, pero entendieron que estaban solos, no había ni un alma en varios kilómetros a la redonda.

Entonces se miraron, espantados por tanta soledad sepulcralmente pasmosa, por primera vez desde hacía más de 12 años; se miraron de veras y se abrazaron. Se besaron en los lugares que jamás sus labios habían rozado y se tocaron en los sitios que no sabían que existían. Sintieron con la piel y con la mente y, por primera vez, tuvieron sexo, sexo real verdaderamente carnal; no de esos de películas, sino de los que sueña la gente tener y solo unos pocos, con la mente verdaderamente libre, consiguen. Ella tuvo un orgasmo por primera vez y él supo lo que era llegar al cielo solo con el simple hecho de dar placer.

En ese momento, se abrió ante ellos una gran puerta, tan alta y grande como el espacio infinito que tenían delante.

Se vistieron y se acomodaron, se incorporaron sobre sus pies y vieron, estupefactos, frente a ellos, más de mil personas, parecidas a ellos, pero con grandes antenas que brotaban de sus cabezas, de las que sobresalía un enorme ojo cuadrado parecido a una cámara fotográfica.

Todos aquellos ojos emitieron, al unísono, unos flashes verde-fosforescentes cegadores y se oyó una voz que hizo eco en aquello que parecía un enorme mausoleo poligonal.

-Así es como funcionaba la terapia de pareja en aquel entonces, por suerte, después de tantos millones de años, al fin entendimos, de una vez por todas, que la libertad sexual es la base de nuestra libertad mental.
Se cerró la puerta y volvieron a sus escaparates, mañana tocaba otra conferencia: "Terapia contra la bogifobia". Ya estaban montando el escenario; en la playa de Maui había ghouls, chupa cabras, íncubos, fantasmas, vampiros, krakens, gorgonas, demonios y muchos otros monstruos. Les cambiaron la ropa y los guardaron, como siempre, impecablemente. Aquella clase prometía ser tan buena o más que esta.







Causa de muerte

Se disparó justo en la cabeza. Causa de muerte: sueños rotos.

jueves, 8 de noviembre de 2018

La depresión

El camino se hacía cada vez más pequeño y oscuro. Aquella depresión la estaba matando.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

La función

Dibujó el camino en su mente, llegó sin hacer ruido. Debía llegar presurosa, no tenía tiempo de pensar. Al llegar, la encontró dormida. Se quitó la cara y se la regresó. Al otro día, al fin, la gente pudo reír durante la función.

martes, 6 de noviembre de 2018

Para que me ames

Las flores, todas las flores
Te daría sin descuido
Y los besos reprimidos
Que nunca necesitaste
Lo que se queda escondido
Y lo que un día faltó
Todas las cosas pensadas
Y la canción olvidada
Las letras sobre cojines
Las lágrimas derramadas
Todo lo que dio la vida
Lo que otras veces quitó
La risa que no te di
El sueño que se perdió
Cada detalle pensado
La vida sobre mis manos
Mi alma y un poco más
De lo que puedo pensar
Para que un día olvidado
Te llegues a enamorar

El lugar secreto

Había un lugar secreto en sus ojos, al que siempre acudía cuando se sentía perdida; era un jardín fantástico, donde no había lágrimas, ansiedad ni oscuridad. Allí podía pasar mil horas, con sólo mirarlo fijamente.

lunes, 5 de noviembre de 2018

En mis recuerdos

Para que lograr que me quieras
Sembraría en el desierto
Primaveras sobre otoños
Y las sobras de un intento
Para que no te me fueras
Cuidaría tu alma clara
Con caricias de oro puro
Con el todo de la nada
Para tener cada día
Tu sonrisa, las más pura
Tejiendo todos mis sueños
Fundados de la locura
Llegaría al mismo infierno
Y arrastraría hasta el cielo
Cada pecado guardado
En pedazos de momentos
Para que quedes por siempre
Para que nunca terminen
Estas ganas de dejarte
Colgado de mis recuerdos


domingo, 4 de noviembre de 2018

Penetro

Penetro en tu habitáculo
Como quien draga una pena
Como quien vence a la muerte
Y desespera la espera
Como quien teme de todo
Y palidece de nada
Como quien sana la herida
Después de la cabalgada
Penetro y no te hago daño
Te reafirmo nimiedades
Hago presa tu alegría
Elimino tus pesares
Me afianzo a lo que quedó
Desvanezco tu dolor
Lo guardo, lo hago explotar
Como aquel sin corazón
Como quien te ha dado todo
Como quien nada dejó
Y como quien hace tiempo
Muere en tus brazos, amor

sábado, 3 de noviembre de 2018

El trato

Lo más probable es que Hipócrates no hubiese estado de acuerdo con sus acciones. Pero a pesar de todo, muy en su interior, algo le decía que aún conservaba el primum non nocere intacto en su proceder.

No llevaba la cuenta de la cantidad de víctimas que había cobrado, pero debían ser alrededor de 500, sí, más de 500 habían sido. Esa cifra tampoco le parecía muy numerosa ni relevante; de hecho, eran demasiado pocas para su meta. El propósito que tenía era de un nivel de importancia superior, con dimensiones numéricas igual de colosales, que estaban solo al inicio del recorrido. Muchos ceros tendrían que agregarse a ese pequeño número contabilizado hasta el momento.

Pero, definitivamente, ni siquiera Galeno, con todas las locuras y transgresiones de límites, propios de su época, hubiese dado permiso consciente para tales actos.

Siempre empezaba con la notable incisión en T, esa que va desde la mitad de cada clavícula, hasta el centro del esternón, para luego continuar rajando la carne, hasta el apéndice xifoide, y de ahí, bajando por el grueso abdomen, hasta la misma cúspide del pubis.

¡Se sentía tan a gusto en sus oídos, el crujido de la piel, una vez eliminada la solución de continuidad del tejido, por el más agudo filo cortante de la hoja de bisturí !Era música vigorosamente celestial a sus sentidos.

Ahí empezaba el trance, aquel donde su mente se estacionaba en el magnífico espacio donde solo existía aquel cuerpo frente a ella. Ese cuerpo livido, perfectamente inerte, y ella, en una sala llena de cosas que desaparecían en ese litoral mental.

Ese delicioso estímulo auditivo, continuaba con el efecto de la borboteante y aún caliente sangre, luchando por salir por la perfectamente delineada herida.

Y, justo ahí, terminaba el preludio de la obra, empezando a sentir, en cada gota que salía, los latidos del cuerpo aún con el alma viva.

Tantos cuerpos, tantas víctimas para satisfacer una idea obsesiva que, ya a estas alturas de su vida, no tenía remedio más que, quizás, el encierro de su ente victimario.

No recordaba muy bien como había comenzado aquel proceso psicótico, tan siquiera podía recordar su primer caso, pero lo cierto es que, de alguna manera, a raíz de este desequilibrio mental, había hallado su verdadero porqué.

No era un mero deseo, sino que sentía que este era su propósito en la cadena evolutiva de la existencia del mundo. Realmente había llegado a comprender que estaba haciendo algo pro desarrollo, a favor incluso de la propia humanidad, cambiando el futuro de la historia.

No importaba cuantas bajas hubiese, la lógica de su cabeza la llevaba a pensar que todo aquello era suficientemente racional. - ¡Los locos son ellos, todos los demás, el resto, todo el mundo, que no se atreven a emprender el recorrido hacia su destino! - era una de las tantas frases que le venían a la mente en sus soliloquios de auto condescendencia y auto consuelo.

El resto del recorrido era más neutral. La extracción del bloque de órganos amainaba un poco la euforia, haciendo un cómodo passaggio hacia la parte más extensa de la obra. La técnica de Letulle era, por tanto, su preferida; le permitía ver el espléndido interior de lo que somos, antes de ser esa nada que se convierte,en el punto final de nuestras vidas, en nada más que putrefacción desdeñada y sin sentido.

El desarrollo, a partir de aquí, seguía  pulsátil, pero constante, en una meseta de emociones que le permitía llegar a la excelencia.

La respiración se apasiguaba y, aun con las pupilas dilatadas y la circulación recorriendo velozmente su cuerpo, de norte a sur, en constantes ciclos, lograba, meticulosamente, concentrarse en lo más imporrante. No era fácil obviar toda aquella proyección visceral, pero el tiempo le había enseñado las técnicas adecuadas, no muy diferentes al tan conocido métodos Stanislavski.

O sea, que al final si era algo superior e importante su labor, pues era una obra de arte, y no hay nada más importante que la huella de una obra de arte, porque es la evidencia que deja el ser humano en un período de tiempo específico , el reflejo de lo que somos en cuerpo y alma.

Entonces se activaba el más fino de los sentidos, y comenzaba a entrar por cada uno de sus receptores olfatorios, el embriagador olor sui generis de la putrefacción naciente.

Cada órgano que separaba de su grupo, se percibía como un lamento adictivo, que llegaba a su interior, hecho de la perfecta mezcla de los ya totalmente activados sentidos. Entre el calor de la sangre y la imagen visual de su ensueño, se traslocaba la explosión de las uniones celulares entre una fragancia embriagadora.

Sentir la energía de cada uno de aquellos órganos, dispersándose por la mesa, por toda la habitación distorsionada aún, traspasando a todas y cada una de sus propias células, era la droga más intensa y efectiva que jamás alguien podría probar. Ese pensamiento la llenaba, sumiéndola en el éxtasis más agobiantemente deseado.

Sentía que cada proceso metabólico aún activo en esas celulas , se hundía con los de cada unos de sus propios órganos.

Era una simbiosis perfecta, una mezcla de ambas fisiológicas que, estando separadas por las barreras físicas de los límites de espacio entre cada uno de los cuerpos y del mundo de los vivos y los muertos, funcionaba equilibradamente, a un mismo compás.

Una mezcla de la realidad que los otros veían, y el mundo creado por su mente durante este proceso, era la escena ideal para su trabajo, que ni siquiera era eso, sino unas eternas vacaciones en la más perfecta onírica sinfonía.

Los cortes eran finos y precisos. Cada uno parecía estar medido por una mano mágica, su mano, que de alguna manera se había hecho tan certera como la flecha de Guillermo Tell.

Con cada uno, se desgarraba no solo la anatomía normal de los tejidos, sino sus miedos e inseguridades. La fusión de todos los sentidos, le permitía ver cada detalle histológico, que no solo le llegaba al centro de su pensamiento como una simple lámina microscópica, sino como estímulos eléctricos y químicos que le enaltecían las cualidades dormidas, e incluso generaba otras inexistentes hasta ese momento.

Era casi una metamorfosis psíquica interna, extraña pero deliciosa. Agudizaba sus pensamientos, modificando su conducta más allá de la sala. Eso lo sabía muy bien pues, con cada dosis, cada estancia forense, salía un ser diferente de aquella lugar.

Es por eso que no había parado, y no pararía jamas, si dependiera de ella. Aquello no era una simple droga, una adicción de libros. Tampoco era una status mental aberrante fácil de controlar, dado por ideas delirantes de megalomanía por la creencia de que la vida la hacía obrar así por un destino inevitable que debía enfrentar. Era más que eso, estaba más que probado, según sus cálculos, ya más de 500 veces, que después de cada cuerpo profanado, su personalidad cambiaba, para bien. Cada vida, cada cuerpo que se llevaba, la hacia más hábil.

Al principio tuvo miedo, creyó que estaba loca sin remedio. En muchas ocasiones se autoflageló, tratando de expiar el pecado más grande que jamás creyó llegar a cometer.

Pero el tiempo cura todo y deja pasar todo, hasta los auto reproches; y así también pasó su sentimiento de culpa. Llegó el punto en que ya no le dolió, y no solo eso, sino que le gustó, le gustó y se convirtió en una necesidad.

A estas alturas, ya no era una necesidad, sino que su mente se había adherido a la idea de que la muerte de aquellos, era necesaria para mantener su propia existencia.

La mesa de Morgagni, como un espejo, era el mudo testigo y reflejo de su atrocidad. Tan fría como un témpano de hielo, contrastando con la temperatura de aquel cuerpo que yacía sobre ella, servía de receptáculo de desechos orgánicos y psicológicos que rodaban desde ella (al deshacerse de sus penas y remordimientos, en aquel fabuloso arrebato), hastan las canaletas laterales que desembocaban en el drenaje común.


En ese momento sonó el estrepitoso timbre, resonando en todas las paredes de la fría habitación. La Dra. dejó todos sus utensilios en la bandeja quirúrgica. Había terminado la sesión; otra autopsia más, hecha a la perfección. El título de Mejor Patóloga Forense, plasmado en la primera plana de la revista Personalidad Vitalicia, nunca había sido tan meritorio.




Despertó en el mismo lugar, una vez más, satisfecha. Aún estaba vigente su pacto. Solo así el purgatorio había sido ligeramente llevadero.

Únicamente mediante aquella transmutación podía revivir el incomparable encanto de tener, de nuevo, millones de vidas a sus pies, aunque fueran solo esos templados y rígidos cuerpos de la morgue.

Aún le faltaban 40 millones de siglos por cumplir su condena (nada menos podía ser para  la asesina serial más prolífica de la historia). Pero sabía que podría aguantarlo; algo en su interior le decía que el pacto seguiría vigente durante todo ese tiempo. Tanto el cielo como el infierno tenían una deuda eterna con ella, 500 almas pecadoras son más que suficientes para contentar a ambas partes. A fin de cuentas, ellos la habían creado así y con ese único propósito de vida.

Quizás en la próxima sería diferente, mientras tanto, en esta vida, tendría que terminar su condena; eso también era parte del pacto.











viernes, 2 de noviembre de 2018

Cuando abrió los ojos

Cuando abrió los ojos por primera vez, descubrió que le habían mentido; el mundo no era lindo, sino maravilloso. Casi no esperó a que le cortaran el cordón umbilical; salió corriendo, saltó por la ventana y comenzó su viaje.


jueves, 1 de noviembre de 2018

El atraco

Habían llegado antes a la cita y se pusieron a estudiar el plan. Sólo faltaban dos días para el atraco. Todo debía salir prefecto. El Cetro de los Sueños debía volver, cuanto antes, al País de la Fantasía.