Comienzan a acumularse en la superficie del planeta. Al principio eran pequeños y difíciles de identificar. Solo algunos eran capaces de verlos y sentirlos; solo aquellos realmente libres de mente y felices de alma. Pero ahora estamos en otro siglo, el del ciclo eterno de la verdad y la libertad, aquel que nunca creíamos que llegaría. Esos bellos orgasmos, serán el precioso color que se vea a millones de años luz de distancia, desde todas las galaxias del infinito.
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